Canto 3

“Los juramentos y Helena en la muralla”

Así como el Noto derrama en las cumbres de un monte la niebla, tan poco grata al pastor y más favorable que la noche para el ladrón, y sólo se ve el espacio a que alcanza una pedrada, así también una densa polvareda se levantaba bajo los pies de los que se ponían en marcha y atravesaban con gran presteza la llanura.

Los troyanos y los aqueos se preparan para la batalla. Menelao y Paris se encuentran, pero a Paris le empieza a dar miedo y termina huyendo. Héctor regaña a su hermano por cobarde, así que Paris reta a Menelao a un duelo. El que ganase se llevaría todo, incluida a Helena, culminando así la guerra. Mientras, Helena observa el combate desde la muralla de Troya.

Cuando Menelao está a punto de vencer y asesinar a Paris, Afrodita, la protectora de este, aparece para rescatarlo.

Después, Afrodita le dice a Helena que vaya con Paris. Esta se niega al principio por la vergüenza de estar con un perdedor como él, pero termina aceptando por miedo a lo que la diosa le podría hacer. Al final, Helena y Paris vuelven a ser amigos.

Agamenón, molesto, aclara que la victoria es de Menelao, y que deben entregar a Helena más una indemnización por la sucia jugada.